Obesidad, ¿un riesgo para el cerebro?

Introducción

En la actualidad, la obesidad, es un importante problema de salud que afecta a las sociedades más desarrolladas. Dicha enfermedad se produce como resultado de un amento del peso corporal fruto de la acumulación de triglicéridos en el tejido adiposo (OMS). Por todo ello, es considerada una enfermedad crónica, asociada con múltiples patologías y de difícil tratamiento.

En concreto, se relaciona con el síndrome metabólico, un conjunto de anormalidades metabólicas, consecuencia del exceso de grasa abdominal o visceral. Estos trastornos, caracterizados por la intolerancia a la glucosa, la diabetes y el incremento de las cifras de tensión arterial, pueden incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y trombosis cerebrales [2].

En España, cada vez son más las personas que sufren esta enfermedad. Por ello, se hace patente la necesidad de informar a la población de los posibles riesgos que puede acarrear una mala alimentación. 

Trombosis cerebral

La trombosis cerebral es consecuencia de un coágulo sanguíneo, graso o gaseoso que puede dar lugar a áreas consecuentes de infarto o una zona de isquemia como consecuencia de la obstrucción del flujo de sangre [1].

Se considera un accidente isquémico transitorio cuando la obstrucción desaparece en menos de 20 horas, siendo la recuperación total, en la mayoría de los casos. No obstante, algunos pacientes, sufren una recuperación residual, permaneciendo algunos déficits cognitivos.

Consecuencias de la obesidad

La trombosis puede tener consecuencias nefastas para nuestro cerebro. En concreto, éstas dependerán del grado y la región afectada. En las siguientes líneas, trataremos de delimitar las posibles consecuencias de una trombosis en función de la zona afectada [1]. 

Arteria media

  • Arteria cerebral media. Afasia global
  • Orbitofrontal. Afasia de Broca, afasia dinámica
  • Prerrolándica. Disartria cortical, afasia de Broca
  • Parietal anterior. Apraxia verbal, afasia de conducción
  • Parietal posterior. Afasia semántica, asterognosia, apraxia
  • Angular. Alexia con agrafía, acalculia
  • Temporal posterior. Alexia sin agrafia, simultagnosia, anomia, afasia de Wernicke
  • Temporal anterior. Desintegración fonológica, jerofasia, sordera pura a las palabras

Arteria anterior

  • Arteria cerebral anterior. Cambios conductuales, dificultades en la iniciación del acto.
  • Arteria comunicante. Fluctuaciones en el nivel de alerta, somnolencia, confusion y desorientación, amnesia anterógrada.

Arteria posterior 

  • Arteria cerebral posterior. Agnosia visual, alexia verbal, agnosia al color, dificultades de memoria.

Posibilidades de recuperación

Los accidentes cerebro vasculares, en la mayoría de los casos, son de instauración rápida lo cual da lugar a múltiples y variadas manifestaciones clínicas en contraposición con los de instauración lenta y progresiva. Sin embargo, a pesar de las características de estos accidentes cerebrovasculares, las posibilidades de recuperación son mayores que en aquellos que han sufrido una instalación progresiva, ya que de alguna manera éstos se han producido de forma gradual durante años en el cerebro, dándole la posibilidad a éste de adaptarse y rehabilitarse del déficit. Por consiguiente, la velocidad con la que se instaure esta patología, podría ser una variable a tener en cuenta en la sintomatología presente en estos pacientes. Variables que determinarán el programa de rehabilitación que debe llevarse a cabo, logrando de esta formar disminuir la discapacidad subyacente del mismo [1].

Trastornos psicológicos

Entre los trastornos psicológicos más comunes se encuentran: los trastornos de conducta, los síntomas de depresión, ansiedad y baja auto-estima, así como la inhibición en la participación de actividades físicas y en las relaciones sociales.

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

La asociación entre la obesidad y el TDAH se investiga sistemáticamente desde hace años. Según han demostrado numerosos estudios con ratas, el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro) se relaciona con la presencia de TDAH y obesidad, así como otros comportamientos. En concreto, en estos estudios se suprimió la expresión de BDNF dando lugar a un fenotipo marcado por la obesidad, la hiperfagia y la hiperactividad; mostrándose la relación existente entre ambas variables. Asimismo, unas raras Variaciones en el Número de Copias (CNV), presentes en varios subtipos de receptores metabotrópicos, se han asociado con el TDAH y la obesidad, estableciendo la estrecha relación existente entre ambas variables. De esta forma, se inaugura un nuevo campo de investigación en el que se pone de manifiesto la posible relación existente entre la obesidad y el TDAH [4].

Trastornos del sueño

La obesidad causa trastornos respiratorios durante el sueño como las pausas de apnea. En concreto, el concepto de apnea del sueño, como un factor de riesgo cerebrovascular, deriva en parte de la evidencia que implica la apnea del sueño como factor precipitante o agravante de la hipertensión arterial y de enfermedades cardiovasculares, que a su vez son causa de enfermedades cerebrovasculares [3].

Depresión

El trastorno alimenticio, es uno de los criterio diagnósticos de la depresión mayor, la cual se engloba dentro de los estados del ánimo. En los pacientes que sufren este trastorno puede aumentar o disminuir el apetito. Debido a ello, los pacientes depresivos pueden sufrir una pérdida o ganancia significativa de peso, dando como resultados esta enfermedad. No obstante, esto únicamente ocurre en los casos más graves [5].

Ansiedad

La ansiedad podría ser definida como un conjunto de manifestaciones físicas y psicológicas que ocurren ante un estímulo o situación peligrosa. No obstante, según las investigaciones actuales, este comportamiento no sólo aparece ante estímulos u objetos, sino también por miedos de carácter inconsciente [5].

En concreto, la ansiedad generalizada está estrechamente relacionada con la obesidad, aunque ésta puede adquirir diferentes formas. Este tipo de comportamiento podría ser definido en base a niveles no muy elevados pero permanentes. Mediante la comida, al no ser ésta muy elevada, consigue ser reducida en un alto porcentaje, lo cual lleva a la persona que lo sufre a un aumento de peso exponencial [5]. 

Conclusiones

La obesidad es un problema que afecta a una importante proporción de la población española, tanto niños como adultos; constituyendo un importante factor de riesgo para la salud relacionado con otras patologías, ya sean biológicos o psicológicos, que pueden facilitar una muerte prematura si se agravan con el tiempo. Por ello, debido a su impacto en las sociedades más desarrolladas sería necesario desarrollar técnicas e instrumentos que permitan detectar a los posibles sujetos que puedan padecer esta enfermedad, con el fin de tratarlos adecuadamente, poniendo en marcha las medidas preventivas más oportunas.

Referencias bibliográficas

  1. Ardila, A., & Ostrosky-Solís, F. (1991). Diagnóstico del daño cerebral: enfoque neuropsicológico. México. Trillas.
  2. Bastos, A. D. A., González-Boto, R., Molinero, O., & Salguero, A. (2005). Obesidad, nutrición y actividad física.
  3. Culebras, A. (2006). Síndrome de apnea del sueño: soluciones a corto plazo y riesgo cerebrovascular a largo plazo. Rev Neurolol, 42(1), 34-41.
  4. Martínez de Velasco, R., Barbudo, E., Pérez-Templado, J., Silveira, B., & Quintero, J. (2015). Revisión de la asociación entre obesidad y TDAH. Actas Espanolas de Psiquiatria, 43(1).
  5. Silvestri, E., & Stavile, A. (2005). Aspectos Psicológicos de la obesidad: Importancia de su identificación y abordaje dentro de un enfoque interdisciplinario. Córdoba. Tesis Inédita Universidad Autónoma de Favaloro.
  6. Zárate, A., Basurto-Acevedo,& Saucedo-García, R. P. (2001). La obesidad: conceptos actuales sobre fisiopatogenia y tratamiento.Rev Fac Med UNAM, 44(2), 66-70.

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