Tratamientos para Trastornos Mentales y otras condiciones a lo largo de la historia y las culturas

Introducción

Desde los albores de la humanidad, los seres humanos de diferentes civilizaciones y diferentes culturas del mundo han ido trabajando y moldeando las diferentes maneras de solventar diversas condiciones patológicas que les afectan diferentes facetas de su comportamiento.

No solamente había tratamientos y operaciones para los trastornos mentales, sino que también muchas de estas prácticas tenían como objetivo el presentar alguna variación craneal con propósitos de diversa índole (en muchos casos, cuestiones estéticas).

En el presente artículo se mostrarán algunas de las prácticas llevadas a cabo por culturas de diversas latitudes para tratar el cerebro (y estructuras relacionadas, como el cráneo) y que tenían como propósito sanar al enfermo o, simplemente, amoldar la fisionomía del individuo a unos cánones estéticos específicos [6,22].

Tratamientos médicos y repercusiones

Desde antiguo, el ser humano ha sentido la necesidad de curarse de las diferentes dolencias que afectaban a su salud de una manera u otra. Debido a esto, fue desarrollándose, desde estrategias rudimentarias hasta métodos más sofisticados, un conjunto de métodos y herramientas para poder proceder adecuadamente.

Una de las primeras operaciones craneales conocidas fue la trepanación, que consiste en una perforación del cráneo para aliviar posibles dolores asociados a malestar en esa parte del cuerpo. Se han hallado restos de primeras trepanaciones en regiones de las actuales Ucrania y Francia, y datan del periodo neolítico.

En el Antiguo Egipto, por ejemplo, existen casos documentados de una práctica muy extendida para curar enfermedades (aunque, a mayores, poseía un componente mágico y ritual) conocida como trepanación, que consistía en realizar perforaciones en el cráneo para aliviar los dolores que la persona presentaba. Se creía que a través de dicha práctica se expulsarían también a los espíritus malignos que estaban presentes en la patología del individuo.

No obstante, esta práctica no fue exclusiva del Antiguo Egipto: en lugares próximos como en la Grecia Clásica también se practicaban trepanaciones con fines medicinales. Esta práctica quirúrgica también fue heredada (junto a otras) por los romanos, incluida en sus operaciones para el tratamiento de condiciones patológicas.

En Europa, los diversos pueblos que la habitaron en la Antigüedad también tenían por costumbre realizar estas prácticas médicas. Posteriormente, en la Edad Media, diversos focos en Europa desarrollaron técnicas y tratados sobre la cirugía craneana y modos de abordarla para diversas dolencias.

En Mesopotamia, por ejemplo, existían leyes y tratados que hablaban del tema de las operaciones quirúrgicas que se practicaban en ese territorio, estando incluidas las operaciones relacionadas con el cráneo: aparte de encontrarse instrumental quirúrgico adecuado para practicar trepanaciones y modificaciones pertinentes en diversas partes del cráneo, se sabe que estas operaciones (como cualquier otra operación para curarse) estaban acompañadas de rituales de magia  para completar la curación del paciente.

China tampoco fue una excepción en este tipo de operaciones relacionadas con el cráneo: se han hallado restos arqueológicos bastante antiguos de cráneos humanos con agujeros en ellos y que indican la utilización de herramientas para tratar dolencias a través de esos agujeros. Se sabe que antes de emplear estas técnicas en humanos, las aplicaron en animales.

En otras partes del mundo también se practicaban trepanaciones (como en América o en Polinesia), de lo cual se deduce que ya desde tiempos antiguos los humanos eran conscientes de que en esa parte del cuerpo era necesario actuar ahí para poder sofocar el dolor. De las civilizaciones de estas regiones la que destaca del resto es la inca, la cual practicaba unas trepanaciones y unas craneotomías de un alto nivel de sofisticación y técnica; se realizaban, según hipótesis planteadas, para tratar aneurismas y ataques epilépticos [2,4,7,9,10,13,16,18,25,27,28].

Tratamientos estéticos y mágicos. Repercusiones

A pesar de su utilidad en el campo medicinal que tenían varias de estas intervenciones craneales, también se han descubierto e investigado otro tipo de operaciones que se realizaban en el cráneo, pero con propósitos estéticos y también varias relacionadas con la magia.

Cumpliendo una función estrechamente emparentada con la magia y la hechicería, también se ha documentado (aunque existe controversia al respecto) que en la región del Tibet se practican trepanaciones en la región frontal; en teoría, con esta operación la persona será capaz de activar su “tercer ojo” y con ello adquirir una serie de facultades que le permitan conocer mejor el mundo.

En la Europa de la Antigüedad, las deformaciones del cráneo no eran frecuentes y empezaron a hacerse frecuentes cuando pueblos invasores de las estepas de Asia Central empezaron a invadir el Viejo Continente.

Hallazgos en antiguos núcleos de población maya han desvelado que a muchos niños les ponían tablas en los cráneos de niños para aplanar las cabezas. Se consideraba una práctica para mejorar la estética que se consideraba atractiva para esa cultura. Sin salir de América, conviene mencionar a la civilización conocida como “paracas” y sus cráneos alargados.

En regiones de Asia existe el testimonio escrito del médico heleno Hipócrates de una tribu conocida como “Macrocéfalos”, y en África se conoce desde la Antigüedad Clásica también a gentes con las que se apreciaron deformaciones craneales varias.

Por último, mencionar a tribus polinesias procedentes de diferentes islas de la zona que, de acuerdo a escritos de exploradores occidentales, practicaban varios tipos de deformaciones craneales que incluyen desde elongaciones hasta aplanamientos de la parte frontal [5,10,13,15,19,20,21,23,24,26]. 

Deducciones a partir de las investigaciones

A partir de estos hallazgos, se deduce que las diferentes culturas alrededor del globo han intentado, de un modo u otro, alterar la estructura craneal o hacer cirugías en ella, ya sea por tratamiento médico o por puro interés estético. Es necesario destacar también que en muchos casos asombra el nivel de precisión con el que procedían en las operaciones para modificar el cráneo y, por ende, las repercusiones que tendrían en la persona afectada. Relacionada directamente con la finalidad médica, conviene también mencionar el acompañamiento mágico de estos rituales en diversas culturas de la antigüedad, vinculando las enfermedades a cuestiones divinas que tienen que ser tratadas tanto por su parte física como por su parte mística y espiritual.

Se ve que ciertas estructuras encefálicas, como la glándula pineal, era muy apreciada en distintas culturas, destacando sobre todo el pueblo tibetano y su trabajo de apertura del tercer ojo; sin embargo, el proceso en el que queda afectada esta glándula puede causar ciertas patologías. Por otra banda, las operaciones en las que se afecta el cuerpo calloso se ven útiles a la hora de tratar otras condiciones, como la epilepsia; ya había conocimientos avanzados de regiones y estructuras encefálicas que influyen en diferentes condiciones.

Para finalizar, destacar el papel de la escritura y las leyes para conocer con el mayor detalle posible el modo de operar el cráneo y modificarlo para diferentes propósitos [3,11,17].

Conclusiones

Tras diversos estudios y descubrimientos se ve que las diferentes prácticas para modificar o manipular el cráneo para intervenir, de manera directa o indirecta, en el sistema nervioso estaban extendidas y tenían fines de diversa índole: curativos, espirituales o estéticos.

Poder contemplar la evolución de estos métodos antiguos de cura es útil para comprender cómo se ha ido pasando de unos métodos más rudimentarios a otros más sofisticados y, con ello, poder llegar a desarrollar métodos mejores [1,6,12].

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