Síndrome de la Mano Ajena, ¿de quién es esa mano?

Síndrome Mano Ajena - Hablemos de Neurociencia

Introducción

El cerebro humano está dividido en dos partes principales llamadas hemisferios. Ambos están conectados a través de un haz de fibras, el cuerpo calloso. Esta gran estructura neuroanatómica se encarga de la comunicación interhemisférica (junto con la comisura anterior) además de ser un soporte mecánico de otras estructuras cerebrales [3]. Gracias a la función del cuerpo calloso, es posible poder experimentar la conciencia de nuestro cuerpo, proceso muy complejo en el que están implicadas muchas partes de nuestro cerebro [1].

¿Qué pasaría si se eliminasen las conexiones entre un hemisferio y otro? Además de otros muchos síntomas tales como apraxia, asterognosia o agrafía, aparece el llamativo Síndrome de la Mano Ajena (SMA). Síndrome que fue introducido por los autores Brion y Jedinak (1972), tras la descripción realizada por Sperry de los síntomas de desconexión callosa [1]. Estos síntomas fueron descubiertos a partir de una intervención neuroquirúrgica llamada comisurotomía, utilizada para tratar casos muy graves de crisis epilépticas evitando así la propagación de los ataques desde un hemisferio a otro [4]. 

Sintomatología frecuente

La alteración principal que observamos en este síndrome es la interferencia que la mano izquierda causa en las acciones que está ejecutando la mano derecha [1]. Es un trastorno psicomotor que disocia la intención y la acción [2]. En gran parte de las ocasiones, las actividades llevadas a cabo por la mano “ajena” son totalmente las opuestas a las realizadas por la mano sana [2]. En muchos casos se observa una necesidad de actuar ante los objetos cercanos, llamada conducta de utilización, en la que los pacientes pueden, espontáneamente, coger objetos que se encuentren a su alcance y usarlos de forma involuntaria [4]. Por ello, se habla de que el comportamiento está dirigido por los estímulos contextuales [1].

El comportamiento de mano ajena se restringe casi siempre a tareas en las que sólo puede usarse una mano para conseguir el objetivo y en las que son posibles varias acciones (subir o bajar, elegir A o B, hacer y deshacer) y tareas que implican varios componentes no sobreaprendidos [4].

Podemos hablar también de la existencia de fluctuaciones o cambios en la intensidad de las manifestaciones del síndrome, ya que se incrementan en las situaciones de fatiga o de alta ansiedad [1]. El paciente siente que su mano izquierda actúa de una manera autónoma.

En la mayoría de las ocasiones, el paciente conserva el insight, es decir, sabe que esa mano le pertenece [1]. Sin embargo, en casos muy extremos, los pacientes niegan que la mano sea suya y creen que puede estar controlada por alguien más [4]. Todo ello puede desencadenar ciertas consecuencias emocionales, que pueden ir desde una sensación de temor y miedo hasta la confusión. No obstante, otros pacientes pueden aprender a vivir con la mano ajena [4]. 

Tipos y correlatos anatómicos

Según numerosos estudios, el Síndrome de la Mano Ajena no puede ser explicado únicamente a través de la desconexión callosa, sino que a esto hay que añadirle algún tipo de daño cortical. Con esto podemos diferenciar principalmente dos tipos de Síndrome de Mano Ajena:

  • Forma aguda: debida a daños en el cuerpo calloso y cuya duración es muy breve. Se atribuye a una alteración temporal en el área motora suplementaria (AMS), causada presuntamente por la retracción hemisférica en la comisurotomía [4].
  • Forma crónica: causada por daños callosos y en el área motora suplementaria (AMS), ubicada en el lóbulo frontal mesial [4].

El área motora suplementaria participa en la planificación de los movimientos. Tanto el AMS derecha como izquierda participan incluso cuando sólo movemos una de las manos. En este caso, y puesto que el control cortical se realiza contralateralmente, los movimientos que se han planificado de forma ipsilateral a la mano activada deberían ser inhibidos, para así mover únicamente la mano que se quiere utilizar. Si el mecanismo de inhibición no funciona correctamente, entonces la otra mano podría llevar a cabo tareas que interfiriesen con la mano activada [4]. Sin embargo, aparecen autores con estudios que parecen demostrar que esta explicación no es del todo completa y apuntan la posibilidad de aparición de otras alteraciones presentes.

Conclusiones

A la vista de los datos, se hace patente la necesidad de realizar más investigaciones sobre este síndrome a fin de conocer la causa o etiología de su aparición.

Referencias bibliográficas

  1. Carter, R (1998). Mapping The Mind. Los Ángeles: University of California Press.
  2. Hidalgo-Borrajo, R., Belaunzaran-Mendizábal, J., Hernáez-Goñi, P., Tirapu-Ustárroz, J., Luna-Lario, P. (2009). Síndrome de la mano ajena: revisión de la bibliografía. Revista de Neurología, 48 (10), 534-539.
  3. Nervi, A., Chicharro, A., Mellado, P. (2000). Síndrome de la mano alienada. Cuadernos de Neurología, 24.
  4. Parkin, A. (1996). Explorations in Cognitive Neuropsychology. New York:Routledge

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