¿Cómo nos afecta el estrés?

Introducción

El estrés, ese enemigo declarado del 71% de la población según datos del estudio realizado por Zenpure. Y bien, ¿qué es el estrés? El estrés no es más que una respuesta que tiene nuestro organismo ante un suceso que interpreta como una amenaza.

Según Lazarus y Folkman: “el estrés se produce cuando la persona valora lo que sucede como algo que supera los recursos con los que cuenta y pone en peligro su bienestar personal” [4]. Actualmente, el concepto de estrés se enmarca más dentro de un prisma en el que experimentar tensión o estrés no solo depende de los factores externos o internos. La interpretación que la propia persona realiza de dichos factores también puede causar estrés [3].

  • Agudo: el estrés agudo es aquel que experimentamos durante un periodo corto de tiempo.
  • Crónico: el estrés crónico es aquel que se experimenta durante un periodo largo de tiempo.

El cortisol: la hormona del estrés

Una de las principales hormonas relacionados con el estrés es el cortisol. El cortisol tiene diferentes actuaciones en nuestro organismo y una de ellas es la del incremento de la respuesta fisiológica ante el estrés mediante la estimulación del sistema noradrenérgico. En el momento en el que el aumento de los niveles de segregación de cortisol en sangre se convierta en algo patológico, hipercortisolemia, podemos encontrarnos con la aparición de diabetes o aumento de la presión arterial. Asimismo, no solo a nivel fisiológico se pueden encontrar anomalías, sino que también a nivel conductual como es el caso de la aparición de un estado de ánimo depresivo [2].

Repercusión en nuestro rendimiento cognitivo

Siempre que nos sentimos estresados solemos percibir que nuestro rendimiento cognitivo no es el mismo, ya que pueden aparecer problemas de concentración, atención, dificultades para memorizar o para resolver problemas complejos de la vida diaria, entre otras cosas.

Los problemas cognitivos que solemos mostrar están estrechamente relacionados con los cambios hormonales que se dan en diferentes regiones de nuestro cerebro. Cuando se da una respuesta ante un proceso estresante agudo se modificaran las conexiones sinápticas de varias regiones cerebrales como las del córtex prefrontal, la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.

Especialmente destacan las regiones límbicas y las regiones cerebrales anteriores, ya que son especialmente sensibles a los glucocorticoides [1], hormonas relacionadas con el estrés. Todas estas regiones están íntimamente ligadas con procesos de aprendizaje y memoria, lo cual explica estos “síntomas” cognitivos que manifestamos cuando nos sentimos estresados.

Sin embargo, hay autores que no opinan lo mismo y afirman que el estrés puede también tener un efecto positivo en el rendimiento cognitivo, concretamente en los procesos de aprendizaje. Esto es debido a las interacciones de los corticoides con las células presinápticas glutamatérgicas, las cuales inducen modificaciones en la regulación de los procesos de recaptación y metabolismo del glutamato.

Esto repercute a nivel postsináptico provocando un aumento de actividad, lo cual influye en el incremento de receptores de tipo NMDA y AMPA. Receptores relacionados estrechamente con la frecuencia de los potenciales de acción, los cuales son responsables del impulso nervioso y, en consecuencia, del establecimiento de las conexiones sinápticas. Por ello, existen autores que afirman que el estrés agudo actúa positivamente sobre los procesos de aprendizaje y neuroplasticidad mediante la acción de las sinapsis glutamatérgicas [5].

Conclusiones

El estrés agudo puede tener tanto efectos positivos como negativos sobre la cognición. Sin embargo, actualmente, no está del todo claro de qué depende la aparición de un efecto u otro. Por ello, se hace patente la necesidad de seguir investigando a fin de esclarecer el papel de éste sobre la cognición.

Referencias bibliográficas

  1. Duval, Fabrice, González, Félix, & Rabia, Hassen. (2010). Neurobiología del estrés. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 48(4), 307-318.
  2. Noha Sadek y Charles Nemeroff (2000). Update on the Neurobiology of Depresión. Medscape.
  3. Lazarus RS (2000). Estrés y emoción. Manejo e implicaciones en nuestra salud. Bilbao: DDB.
  4. Lazarus RS y Folkman S (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca.
  5. Popoli, M., Yan, Z., McEwen, B. S., & Sanacora, G. (2012). The stressed synapse: The impact of stress and glucocorticoids on glutamate transmission. Nature Reviews Neuroscience, 13(1), 22-37.

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