La adicción a las Nuevas Tecnologías ¿un peligro real?

La adicción a las Nuevas Tecnologías ¿real?

Introducción

No hace falta ser muy observador para darse cuenta de que nuestra forma de comunicarnos ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Los humanos somos seres sociales, y como parte de ello estamos constantemente buscando nuevas formas de socializar y comunicarnos. El teléfono móvil, o smartphone, se ha convertido en una herramienta esencial –casi parte del cuerpo para algunos– en dicha búsqueda. Pero el teléfono móvil por sí solo no sirve, falta la equis de la ecuación: las redes sociales. Se puede definir la red social como un espacio en Internet donde los seres humanos podemos intercambiar información y contenido multimedia con nuestros iguales, les conozcamos o no. Hasta aquí todo bien, ¿pero hasta qué punto entra dentro de la evolución necesaria de las comunicaciones y a partir de qué punto se puede hablar de dependencia o adicción al smartphone o a las redes sociales? ¿Qué hay de su uso nocivo? 

Hablemos de adicción

Gossop en 1989 define como característicos de la adicción los siguientes elementos:

  • Un fuerte deseo para llevar a cabo la conducta. En este caso la necesidad de estar conectado a la red social o al smartphone.
  • La capacidad deteriorada para controlar la conducta, es decir, no poder controlarla.
  • Malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida. Por ejemplo cuando hay un fallo en alguna red social todos conocemos a alguien que se siente verdaderamente ansioso por no poder conectarse.
  • Persistir en la conducta a pesar de la clara incidencia negativa en su vida. Por ejemplo, cuando se tiene un examen importante –y el sujeto sabe de su importancia– pero no puede dejar de mirar el móvil.

La adicción a las Nuevas Tecnologías entra dentro de las llamadas “adicciones comportamentales” siendo éstas un tipo de adicción en la cual se da una pérdida de control en una determinada conducta y que tiene como característica la dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y la interferencia en la vida cotidiana del sujeto, igual que las adicciones con sustancia. Pero como todo en Psicología se define por los parámetros de intensidad y duración, ¿cuánto se realiza esa conducta? ¿cuánto tiempo estas enganchado? El problema no será tanto si se vive pegado al smartphone, sino que será definido por si estar con el smartphone aboca a dejar tareas de la vida cotidiana sin realizar y/o además se hace buscando el alivio del malestar emocional que en esos momentos se experimente [5]. 

Adolescencia y Nuevas Tecnologías

En el tema que hoy nos ocupa, la adolescencia merece un apartado propio. Los adolescentes resultan ser el mayor grupo de riesgo para la adicción a las redes sociales y/o internet; a pesar de ello también es importante recalcar que solo un reducido número de adolescentes muestran problemas de adicción [1]. La adolescencia se caracteriza por ser una etapa altamente estresante en la que se tiende a buscar emociones nuevas. Esas nuevas emociones se suplen sin duda a través de la interacción en Internet como señala Sánchez-Carbonell, (2008). Además, la adolescencia está caracterizada por la influencia del grupo de iguales. Los chavales adolescentes buscan en mayor medida la aprobación de su grupo de iguales que la de cualquier otra persona como pueden ser sus padres o hermanos; para ellos las redes sociales –y por ende el contacto con sus amigos– es una tarea primordial, por lo que habrá que tener cuidado ya que al quitárselo (por ejemplo a modo de castigo) puede haber una reacción emocional importante. Las redes sociales juegan un papel importantísimo en esa aprobación, siendo una recompensa inmediata para nuestra autoestima, cuantos más ‘likes’ o ‘me gustas’ se tengan en las fotos y/o publicaciones posteadas más percepción de aprobación se tendrá y, por tanto, más feliz se sentirá [2]. Además este tipo de comunicación permite mostrar a ese alguien que en realidad no somos pero nos gustaría ser. Somos muy buenos poniéndole ‘filtro’ a las cosas, es decir, mostrando a través de nuestros perfiles lo bien que nos va, que la vida es asombrosa, etc. ¿pero es realmente así? El problema viene cuando, sobretodo a estas edades, no se aprende a expresar lo que realmente sentimos y se tiene la “obligación” de enseñarle al mundo lo bien que estamos sin aceptar que en realidad no es así. 

¿Cómo prevenirlo?

En el trabajo con adolescentes la responsabilidad para que no desarrollen una adicción será de doble dirección, tan importante es que los padres enseñen a los adolescentes a usarlas en justa medida como que los profesores refuercen esas ideas y además les ayuden a desarrollar la comunicación en vivo, cara a cara. Algunas estrategias para la prevención tanto en adolescentes como en adultos serán las siguientes [4-6].

  • Limitar el uso de aparatos y pactar las horas de uso del ordenador. Lo ideal es que no sea más de 1h30min – 2h diarias.
  • Controlar los contenidos a los que pueden acceder.
  • Fomentar la relación con otras personas.
  • Potenciar aficiones tales como la lectura, el cine y otras actividades culturales.
  • Estimular el deporte y las actividades en equipo.
  • Desarrollar actividades grupales, como las vinculadas al voluntariado.
  • Estimular la comunicación y el diálogo en la propia familia.

Conclusiones

Como conclusión me gustaría recalcar la idea de que no hay nada de malo en tener un smartphone y estar conectado a las redes sociales, es una manera necesaria de evolucionar y relacionarnos. Lo malo será cuando se usan las nuevas tecnológicas –y en concreto las redes sociales– para suplir carencias emocionales, y además su uso dificulta la realización de las tareas del día a día. 

Referencias bibliográficas

  1. Becoña E. Adicción a nuevas tecnologías. Vigo: Nova Galícia Edicións; 2006.
  2. Echeburúa, E. y de Corral, P. Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto. Adicciones, vol. 22, núm. 2, 2010, pp. 91-95
  3. Gossop, M. (1989) Relapse and Addictive Behaviour. London: Routledge.
  4. Mayorgas, M.J. (2009). Programas de prevención de la adicción a las nuevas tecnologías en jóvenes y adolescentes. En E. Echeburúa, F.J. Labrador y E. Becoña (eds.), Adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes y jóvenes (pp. 221-249). Madrid: Pirámide
  5. Treuer, F., Fabian, Z. y Füredi, J. (2001). Internet addiction associated with features of impulse control-disorder: is it a real psychiatric disorder? Journal of Affective Disorders, 66, 283.
  6. Ramón-Cortés, F. (2010). ¿Internet amenaza el contacto real? El País Semanal, 1736, 24-25.
  7. Sánchez-Carbonell, X. Beranuy, M. Castellana, M. Chamarro, A y Oberst, U. La adicción a Internet y al móvil: ¿moda o trastorno? Adicciones. 2008; 20: 149-160

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *