Neuronas felices: estudios sobre la felicidad

felices

Introducción

El estudio de las emociones ha sido uno de los campos más importantes en la Neurociencia.

Sin embargo, la mayoría de trabajos científicos se han focalizado en el estudio de las emociones negativas como la tristeza o la ansiedad, así como también en los trastornos emocionales relacionados con éstas.

Los trabajos sobre emociones positivas, como la felicidad, no han sido tan numerosos. Puede que una de las causas sea el hecho de que definir la felicidad no es una tarea fácil para los científicos que se dedican a su estudio, como los psicólogos, sociólogos o los neurocientíficos.

Podría considerarse que la felicidad es una experiencia subjetiva muy importante para los humanos, su objetivo último [3], por lo que su estudio es sumamente interesante.  

Bases cerebrales de la felicidad

La mayoría de los estudiosos sobre el tema han conceptualizado la felicidad desde dos aproximaciones: la felicidad hedónica y la felicidad eudaimónica.

La felicidad hedónica es la que está ligada a las recompensas centradas en uno mismo, mientras que la felicidad eudaimónica se asocia con actividades de tipo altruista.

Para conocer las bases cerebrales de la felicidad, los estudios científicos realizados se han centrado en la aproximación hedónica ya que es más sencillo lograr producir el placer con un objeto concreto, pudiéndose elicitar incluso en modelos animales.

Por ejemplo, los estudios realizados en roedores ya indicaban que estructuras como el córtex prefrontal, el córtex orbitofrontal, el córtex cingulado anterior, el paladium ventral o el núclero parabranquial se activaban cuando dichos animales sentían placer [4].

Por lo que se refiere a la aproximación eudaimónica, la hipótesis de Kringelbach & Berridge (2009) indica que la “default network” estaría implicada en este tipo de felicidad. Esta red incluye estructuras como el córtex prefrontal, el córtex cingulado posterior, el córtex retrosplenial, el lóbulo parietal posterior, el hipocampo y otras áreas relacionadas con la memoria.

Además, dicha hipótesis indica que regiones frontales como el córtex cingulado anterior y el córtex orbitofrontal podrían jugar un papel relevante al conectar la felicidad eudaimónica y hedónica debido a la gran cantidad de receptores opioides que poseen [2].

Sin embargo, la investigación es escasa y no existen estudios sobre sus correlatos cerebrales [4].

Estudios en humanos sobre la felicidad

En humanos, los estudios sobre las emociones han usado diferentes metodologías para inducir los estados emocionales. Entre las metodologías más usadas destacan el uso de imágenes y vídeos con contenido emocional o el uso de las memorias autobiográficas, a la vez que se registra la actividad cerebral con diferentes técnicas de neuroimágen.

Recientemente, Suardi y colaboradores (2016) han realizado una revisión de los estudios que han utilizado el recuerdo de memorias autobiográficas para la inducción de felicidad, ya que según los autores esta metodología parece ser la más efectiva.

En general, la mayoría de estos estudios incluyen una entrevista en la que los participantes deben explicar variedad de acontecimientos emocionales personales.

Estudios con PET

Los investigadores seleccionan aquellos acontecimientos personales más adecuados para, después, presentarlos durante la sesión experimental en la que se registra la actividad cerebral mediante tomografía por emisión de positrones (PET) o mediante resonancia magnética funcional (fMRI).

Los resultados de la revisión de Suardi y colaboradores indicaron que los estudios que usaron PET para estudiar la respuesta cerebral a las memorias autobiográficas felices no mostraban un patrón de actividad claro.

A pesar de ello, áreas como el córtex cingulado anterior, el córtex prefrontal, el núcleo caudado, el estriado ventral, el mesencéfalo y la ínsula se mostraron activas en más de un estudio.

Estudios con fMRI

Los resultados de los estudios en los que se utilizó fMRI fueron más claros, indicando que estructuras como el córtex cingulado anterior, el córtex prefrontal, el giro temporal, la ínsula, el córtex orbiculofrontal, las regiones hipocampales y la amígdala se muestran activas durante el recuerdo de episodios autobiográficos felices [4].

Otra línea de investigación existente es la que se ha centrado en la relación entre el volumen de sustancia gris de diferentes estructuras cerebrales y la valoración subjetiva de felicidad.

Sato y colaboradores (2015) hallaron una relación positiva entre el volumen de sustancia gris del precúneo y el nivel de felicidad autoinformada. Dicha área se ha relacionado con el procesamiento autorreferencial, integrando la información interna sobre uno mismo en el momento, acontecimientos pasados y planes futuros para poder así producir la sensación subjetiva de felicidad [3].

Cabe destacar que las áreas relacionas con la felicidad se han asociado también a emociones negativas como la tristeza o la ira [3,4].

Actividad cerebral

Para aportar más información sobre el tema, Habel y colaboradores (2005) analizaron la actividad cerebral de hombres ante expresiones faciales de tristeza y felicidad.

Los resultados indicaron que ambas expresiones faciales producían un patrón de activación similar que incluía áreas como:

  • Amígdala
  • Zonas hipocampales
  • Córtex frontal y temporal
  • Cortex cingulado
  • Precúneo.

Sin embargo, el nivel de actividad mostrado en estas áreas mostraba ligeras diferencias entre las dos emociones estudiadas.

Las caras que mostraban expresiones de felicidad, en comparación con las tristes, producían mayor actividad en zonas más posteriores y ventrales del córtex cingulado, en el córtex prefrontal dorsolateral derecho, giro temporal inferior derecho y cerebelo.

De este modo, parece que las mismas estructuras estarían implicadas en diferentes emociones y que el nivel de actividad sería el que determinaría el tipo de emoción.  

Conclusiones

A modo de resumen, los escasos estudios sobre las bases cerebrales de la felicidad indican que áreas prefrontales, el córtex cingulado, la ínsula, la amígdala o el precúneo tendrían un papel importante en dicha emoción. Además, existiría un patrón de activación de estas estructuras definitorio para la felicidad, diferenciándose así de otras emociones.

Referencias bibliográficas

  1. Habel, U., Klein, M., Kellermann, T., Shah, N.J., & Schneider, F. (2005). Same or different? Neural correlates of happy and sad mood in healthy males. Neuroimage, 15, 206 – 214.
  2. Kringelbach, M. L., & Berridge, K. C. (2009). Towards a functional neuroanatomy of pleasure and happiness. Trends in Cognitive Sciences, 13, 479–487.
  3. Sato, W., Kochiyama, T., Uono, S., Kubota, Y., Sawada, R., Yoshimura, S., & Toichi, M. (2015). The structural neural substrate of subjective happiness. Scientific Reports, 20, 5:16891.
  4. Suardi, A., Sotgiu, I., Costa, T., Cauda, F., & Rusconi, M. (2016). The neural correlates of happiness: A review of PET and fMRI studies using autobiographical recall methods. Cognitive, Affective, & Behavioral Neuroscience, 16, 383 – 392.

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